El 40% de las mujeres de más de 35 años con problemas de fertilidad tardan más de doce meses en sospechar una dificultad para concebir. Cuando la mujer supera esa edad, es aconsejable ver a un especialista tras seis meses de buscar un bebé sin éxito.
Una investigación realizada en Argentina reveló que tres de cada diez parejas que consultaron por problemas de fertilidad, la mujer tenía más de 35 años, mientras que más del 70% sospechó que tenía un problema para concebir después de un año de buscar la concepción, cosa que agrava la situación.
La encuesta ha sido desarrollada por la Asociación Concebir, un grupo de apoyo para parejas con trastornos en la reproducción. Según los especialistas, en materia de fertilidad la edad de la mujer es fundamental, ya que la probabilidad de concebir disminuye con cada año que pasa.
Los expertos explican que cuando la mujer tiene más de 35 años y no logra el embarazo después de seis meses de intentarlo, debe consultar al especialista, mientras que si tiene menos de esa edad, se puede esperar al año.
Cabe destacar que, frente a esos datos, la encuesta mostró lo contrario: el 40% de las afectadas mayores de 35 años de edad tardó más de doce meses en sospechar que tenía una dificultad para concebir.
La presidenta de Concebir, Isabel de Rolando, ha explicado que muchas personas demoran la consulta por temor a lo que el médico pueda decirles, pensando que inevitablemente tendrán que recurrir a los procedimientos de reproducción asistida de alta complejidad. Sin embargo, es al revés. La experta aseguró que si estas parejas no consultan a tiempo, son menores las posibilidades de tener un bebé con técnicas de baja complejidad.
La coordinadora general de Concebir, Estela Chardón, afirmó que el 71% de las parejas encuestadas sospechó que tenía un problema de fertilidad después de un año de buscar la concepción, y efectivamente lo tenían.
La encuesta reveló además que casi la totalidad de las personas con problemas de fertilidad ignora que más del 40% de los casos son solucionables con técnicas de reproducción asistida de baja complejidad. Entre las técnicas de baja complejidad se incluyen la estimulación de la ovulación mediante la ingesta de hormonas y la inseminación intrauterina.
Según los médicos y asociaciones de pacientes, una escasa proporción debe acudir a las técnicas de alta complejidad tales como la fecundación in vitro (FIV) o ICSI (inyección de espermatozoides dentro del óvulo).
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