Los procedimientos de reproducción asistida han mejorado notablemente su eficacia y complejidad en las dos últimas décadas. Sin embargo, a veces es suficiente con una pequeña ayuda: las relaciones sexuales programadas pueden ser la primera solución en casos en que el embarazo se demora en llegar.

El primer punto a tener en cuenta debe ser la edad de la mujer.

Las relaciones sexuales dirigidas son el primer escalón terapéutico en fertilidad. Habitualmente sólo se lleva a cabo un estudio básico previo, por lo que en el caso de existir alguna patología de base pasaría desapercibida.

Si posteriormente resultasen necesarias otras técnicas de reproducción asistida, la edad de la mujer sería un factor clave para el éxito de las mismas. Por este motivo, programar las relaciones sexuales para conseguir el embarazo es un procedimiento especialmente indicado en mujeres jóvenes que quieren optar por la solución más natural posible.

Para obtener los mejores resultados, es importante que las trompas de Falopio de la mujer sean permeables y que el semen de su pareja presente unos parámetros dentro de los valores de normalidad.

¿En qué consiste esta técnica?

El coito programado tiene como objetivo concentrar las relaciones sexuales de la pareja durante los días más fértiles de la mujer. Para ello, se puede seguir el ciclo fisiológico normal o bien optar por un ciclo con estimulación ovárica.

Ciclo natural y ovulación espontánea

En el caso de que la mujer presente ciclos menstruales regulares, es de esperar que en cada ciclo crezca un folículo en uno de los dos ovarios. Este crecimiento se puede comprobar mediante ecografía y del mismo modo predecir el día de la ovulación. Otra opción es detectar el aumento fisiológico de la hormona LH mediante kits de detección en orina, disponibles en todas las farmacias. En un ciclo normal de 28 días, la ovulación de la mujer tiene lugar habitualmente alrededor del día 13 o 14. Unos días antes de la teórica ovulación, la mujer empezará a utilizar los tests de LH. Cuando el resultado del test sea positivo, la ovulación tendrá lugar aproximadamente 24-36 horas después, momento a partir del cual la pareja mantendrá relaciones sexuales.

Ciclo natural y ovulación inducida

Si se desea asegurar con más precisión el momento de la ovulación, es posible complementar el seguimiento del desarrollo folicular fisiológico con la administración de una medicación específica (hCG). Una vez el folículo adquiere el tamaño necesario (19-20mm) se administra este fármaco de modo que la ovulación se produce 36 horas después. A partir de ese momento la pareja tendrá relaciones sexuales.

Ciclo con estimulación ovárica

En otros casos, es posible aumentar farmacológicamente los niveles hormonales de la mujer, con el fin de estimular ligeramente los ovarios y suplementar el crecimiento de los folículos.

La estimulación ovárica se inicia coincidiendo con los primeros días de la menstruación y habitualmente dura entre 8 y 14 días. El tipo de fármaco a utilizar y su dosis se establece a partir de diversos factores de la paciente como la edad, la morfología de los ovarios, la masa corporal, la analítica hormonal y la respuesta a la estimulación en ciclos previos.

Existen distintos tipos de fármacos utilizados para la estimulación ovárica. El más frecuente son las llamadas gonadotropinas (habitualmente FSH o HMG) que son inyectadas diariamente por vía subcutánea. La principal alternativa a este tratamiento, muy usado en coitos programados es el citrato de clomifeno, que se administra por vía oral. En ambos casos es necesario desencadenar la ovulación mediante la administración de hCG.

Al administrarse medicación, resulta imprescindible el seguimiento ecográfico del ciclo. El objetivo de dicho seguimiento es determinar el momento idóneo para desencadenar la ovulación mediante la administración de hCG, pero sobretodo eliminar el riesgo de embarazo múltiple.

Si como consecuencia de la administración de fármacos se produce el crecimiento de más de tres folículos de un tamaño considerable (alrededor de los 16mm), es necesario cancelar el ciclo para evitar las probabilidades de gestación múltiple. Por el mismo motivo, es recomendable que la pareja no mantenga relaciones durante ese ciclo.

En definitiva, las relaciones sexuales programadas constituyen la técnica de fertilidad más básica. El tratamiento farmacológico puede ser muy sencillo o incluso innecesario. Como contrapartida, se trata de una técnica con una tasa de eficacia baja (en torno a un 10% por ciclo) y que debe ser utilizada sólo en parejas en las que la mujer es joven y no existe ninguna patología importante de base.

La vida sexual en la pareja infértil

Otro aspecto a tener en cuenta es el emocional y sexual. Pautar los días de las relaciones puede tensionar especialmente la vida sexual de la pareja y el estrés durante la búsqueda del embarazo.

La búsqueda sin éxito del embarazo afecta indudablemente a las relaciones sexuales de la pareja, ya que la tensión que esta crisis implica puede influir sobre el deseo sexual mutuo. A veces, el sexo cambia de significado y lo que antes era un placer se convierte en una obligación. Si existe un fuerte deseo de lograr el embarazo, el sexo puede verse pautado por los períodos fértiles, generando así un mayor estrés y una pérdida de espontaneidad en la sexualidad de la pareja.

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El Dr. Manuel Ardoy, embriólogo clínico del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), nos explica si el hecho de programar las relaciones sexuales influye de manera negativa en la capacidad reproductiva de las parejas.

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