A menudo, los términos esterilidad e infertilidad se usan como sinónimos en el ámbito periodístico y divulgativo. La propia Real Academia de la Lengua los trata como sinónimos. Sin embargo, desde el punto de vista médico son dos patologías distintas, con causas y tratamientos completamente diferentes.

Entendemos por esterilidad la incapacidad de lograr el embarazo pasado un cierto tiempo de relaciones sexuales periódicas sin protección anticonceptiva. El período concreto de tiempo en el que se considera de la pareja debe acudir al especialista es generalmente de un año, aunque se recomiendo acortarlo a los seis meses e incluso menos en función de la edad de la mujer.

El término infertilidad, por otro lado, hace referencia a la incapacidad de llevar a término la gestación. Médicamente se considera que puede existir un problema de fertilidad cuando se han interrumpido involuntariamente tres gestaciones. Sin embargo, debido a la gran carga emocional que estos sucesos conllevan, se tiende a iniciar los estudios en el momento en el que se produce la segunda pérdida involuntaria del embarazo.

Hablaremos de esterilidad primaria o secundaria en función de si la pareja ha logrado gestaciones con anterioridad, y de infertilidad primaria o secundaria en función de si la pareja ha conseguido o no llevar a término una gestación normal anteriormente.