Los abortos de repetición son uno de los problemas ginecológicos que resultan más frustrantes para la pareja que está buscando el embarazo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como la interrupción espontánea de tres o más gestaciones de forma consecutiva antes de la semana 20 de gestación, que acaban con la expulsión de un feto con un peso inferior a 500 gramos.

Esta definición ha sido matizada por distintos especialistas, que por ejemplo consideran que los abortos no tienen por qué ser consecutivos u otros que abogan por ampliar el período hasta la semana 22.

Sin embargo, el aspecto más controvertido es el número de abortos necesarios para que una pareja se considere abortadora de repetición. En muchos casos, se considera que la probabilidad de volver a abortar después de dos interrupciones involuntarias es la misma que después de tres. Teniendo en cuenta además el gran nivel de estrés psicológico que esta situación supone para las parejas o mujeres que deciden ser madres, es habitual iniciar el estudio para abortos de repetición ya en la segunda interrupción, especialmente en mujeres de edad más avanzada o que se someten a tratamientos de fertilidad.

Se calcula que aproximadamente un 20% de las gestaciones terminan en un aborto espontáneo y sólo en la mitad de los casos se podrá determinar la causa. En el caso de que suceda en más de una ocasión, y especialmente en mujeres de edad avanzada, la probabilidad de sufrir un nuevo aborto aumenta. Teniendo en cuenta pues cada caso en concreto, el ginecólogo determinará si es necesario ahondar en el estudio o si se puede buscar nuevamente el embarazo con unas probabilidades razonables de éxito.

 

LAS CAUSAS DE LOS ABORTOS DE REPETICIÓN

Genéticas: representan aproximadamente el 60% de los casos, siendo la principal causa en los abortos de primer trimestre. Existen dos situaciones por las que una persona puede generar gametos genéticamente anormales y que por lo tanto darán lugar a un embrión también anómalo que no podrá completar el proceso de gestación.

En primer lugar, tenemos las parejas en las que alguno de sus miembros es portador de alguna alteración cromosómica equilibrada. Una persona que presente por ejemplo una translocación equilibrada en sus cromosomas es capaz de crear a la vez gametos genéticamente correctos y otros con anomalías severas que serían incompatibles con la gestación. Este tipo de casos se detectan con la realización de un cariotipo a ambos miembros de la pareja.

En otros casos, las personas pueden tener un cariotipo totalmente normal, pero introducir errores en los gametos durante el mecanismo de formación de estos. Esta situación sólo es posible valorarla en el varón mediante la realización de una biopsia testicular.

En los casos en los que se sospecha de un factor genético, es habitual aplicar el diagnóstico genético preimplantacional a los ciclos de fecundación in vitro, con el fin de poder analizar cromosómicamente los embriones y seleccionar los genéticamente correctos para ser transferidos a la mujer.

Síndrome antifosfolipídico: se considera que afecta alrededor de un 15% de los casos. En estos casos, la interrupción de la gestación sería causada por una doble vía. Por un lado, dificultando la implantación embrionaria y posteriormente formándose coágulos en el territorio vascular que impiden un desarrollo correcto del lecho placentario.

Cuando esto ocurre se suele medicar a la paciente con heparina y/o aspirina durante toda la gestación bajo unos controles muy estrictos.

 

OTRAS POSIBLES CAUSAS

Además de las causas genéticas y del síndrome antifosfolipídico se han postulado otras posibles causas de los abortos de repetición, aunque la evidencia científica en algunos casos es aún débil.

Alteraciones anatómicas del útero:  pueden verse involucradas tanto el cuello del útero como su cuerpo, ya sea porque falte una porción de este órgano o porque presente anomalías morfológicas como por ejemplo el septo uterino (presencia de una pared que lo divide en dos compartimentos).

Factores de coagulación (Trombofilias): las mutaciones o diferencias en la expresión de los genes relacionados con el proceso de coagulación sanguínea podrían causar problemas gestacionales.

Factores endocrinológicos: algunas patologías como la llamada la insuficiencia de la fase lútea, el síndrome del ovario poliquístico, niveles elevados de la hormona prolactina, la diabetes y los trastornos tiroideos graves podrían tener relación con los abortos de repetición, aunque existe poca evidencia científica.

Factores infecciosos: algunas infecciones como por ejemplo Ureaplasma o Clamídias se han relacionado con pérdidas fetales, especialmente en el último trimestre.

Factores inmunológicos: se trataría de afecciones autoinmunes más allá del síndrome antifosfolipídico.

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