El consumo de tabaco puede causar infertilidad en hombres y mujeres, e incluso provocar abortos. Alrededor del 40% de los hombres y del 22% de las mujeres que presentan problemas de tabaquismo solicitan un tratamiento de reproducción asistida.
El consumo de tabaco puede reducir la fertilidad en hombres y mujeres. Aunque no existan estudios que señalen a partir de qué momento se comienzan a dañar las funciones reproductivas, los expertos coinciden en que las lesiones se incrementan respecto al tiempo que se ha mantenido el hábito y la cantidad de cigarros fumados al día.
Carlos Maquita, especialista en biología de la reproducción y fundador de Red Crea. Medicina Reproductiva, asegura que en la consulta donde trabaja, quienes solicitan un tratamiento de reproducción asistida y tienen problemas de tabaquismo son entre 30 y 50% de los hombres y de 20 a 25% de las mujeres, cosa que refleja que hay un gran número de personas que se ven afectadas por este hábito.
En el caso de las mujeres, son muchas las sustancias del tabaco que afectan el ciclo de menstruación. Una de ellas es el benzopireno, una sustancia cancerígena contenida en los cigarros que altera la producción de la hormona folículo-estimulante, que es liberada desde el cerebro y viaja hasta los ovarios para estimular el crecimiento de aproximadamente 15 a 20 óvulos, que están revestidos por los folículos.
Maquita explica que la disminución de esta hormona causa que el folículo no madure de forma óptima y, en consecuencia, perjudica la fertilidad de la mujer. Por otro lado, Eduardo Goyri, director del Insituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en México, indica que el tabaquismo intenso puede provocar abortos, ya que al ser el óvulo de baja calidad, también lo será el embrión, por lo que el cuerpo de la paciente muchas veces lo rechaza.
Otra sustancia del tabaco que daña la fertilidad de la mujer son los fenoles. Estas sustancias ocasionan que los cilios -ubicados adentro de las trompas de Falopio– pierdan la capacidad de movilidad que ayuda a trasladar al óvulo al encuentro con el espermatozoide y, al óvulo fecundado, a llegar al endometrio para iniciar el embarazo.
El autor del Atlas del Tabaco, Michael Eriksen, resalta que las mujeres que no consumen tabaco pero están expuestas constantemente al humo del cigarro tienen los mismos daños que las fumadores aunque no fumen.
En el caso de los hombres, la nicotina, el monóxido de carbono y el cadmio que contiene el tabaco afectan directamente al esperma. Goyri alerta que un cigarro puede reducir la movilidad de los espermatozoides hasta en un 50%.
Maquita destaca que el hábito de fumar daña los túbulos seminíferos de los testículos, lugar donde se producen los espermatozoides y los epidídimos, encargados de prepararlos y capacitarlos para moverse mejor y durante el coito lograr la fecundación. Además, el tabaco desfragmenta el DNA de los espermatozoides, origina deformidad espermática y reduce el número de gametos en el semen, cosa que favorece la esterilidad.
Cabe señalar que es aconsejable dejar de fumar lo antes posible si se planea tener hijos. Si se consigue dejar el hábito, además de reducir las posibilidades de infertilidad, habrá una mejora de salud y de esta forma se puede dar una mejor calidad de vida a la familia.
Investigaciones recientes han revelado que el 54% de las mujeres que consumen tabaco, ya sea de forma activa o pasiva, pueden tardar en concebir 12 meses o más tiempo durante el proceso de fecundación in vitro (dependiendo de la cantidad de humo a la que estén expuestas).
En los varones que consumen tabaco, el porcentaje de éxito de los tratamientos reproductivos también se reduce en un 20%. En este sentido, la mayoría de los expertos recomiendan a todos estos pacientes que dejen de fumar de forma definitiva.
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