En España, la esterilidad afecta aproximadamente a un 15% de las parejas en edad fértil, lo que equivale a decir que una de cada seis parejas tiene problemas para lograr el embarazo. La finalidad de la primera visita para la pareja es conseguir una valoración global de la situación, iniciar el estudio de la mujer y planificar las pruebas necesarias.
Se recomienda que una pareja inicie un estudio de fertilidad tras un año de mantener relaciones sexuales sin ningún tipo de protección y no haya logrado el embarazo. También a todas aquellas mujeres que hayan decidido enfrentarse a la maternidad en solitario.
No obstante, los especialistas recuerdan que este plazo de tiempo se acorta en el caso de mujeres en edad cercana a los 40 años o cuando la pareja ya conoce de antemano la existencia de algún tipo de problema que pueda afectar a su fertilidad.
Cabe destacar que en la primera visita es importante que asistan los dos miembros de la pareja para conocer y entender el proyecto común que se les plantea. Sin duda, el primer contacto con la pareja es fundamental para ganar su confianza y establecer un vínculo entre médico-paciente. Además, conviene que sea realizada por un especialista ginecólogo con formación específica en reproducción.
En esta visita se realiza una exhaustiva anamnesis, un cuestionario completo sobre antecedentes clínicos, tanto personales como familiares. Con este interrogatorio el médico se asegura que la paciente presenta un buen estado de salud, sin problemas que contraindiquen un embarazo.
Es importante conocer aspectos particulares de la pareja como la profesión, la frecuencia coital o hábitos (consumo de drogas, alcohol, tabaco) entre otros. Por ejemplo, en algunas ocasiones, la utilización de métodos anticonceptivos y posibles problemas aparecidos con ellos son causas de esterilidad.
Los especialistas señalan que este interrogatorio de la pareja es crucial para el estudio y por este motivo es tan detallado. Por eso también es importante saber datos, tales como las características de las menstruaciones (edad de la primera menstruación, intervalo entre menstruaciones, su duración, etc.) antecedentes de embarazos previos (si ha existido algún embarazo anterior, sea con la pareja actual u otra pareja), posibles enfermedades hereditarias, antecedentes quirúrgicos o valoración de pruebas y tratamientos de fertilidad realizados anteriormente.
El experto, a partir de este interrogatorio tan detallado de la pareja y atendiendo a las características de cada caso en particular, valorará cuales son las pruebas diagnosticas pertinentes a realizar. Las pruebas que se suelen solicitar son la valoración de la función ovárica, un estudio ecográfico basal, la valoración de la permeabilidad tubárica y, en último lugar, realizar un seminograma al varón.
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