Un estudio londinense demuestra que dos inyecciones semanales de la hormona quispetina pueden convertirse en un nuevo tratamiento para restaurar la fertilidad en mujeres con cierto tipo de infertilidad.
Un equipo de científicos liderado por el doctor Waljit Dhillo, del Imperial College de Londres, ha descubierto que la quispetina aumenta los niveles de hormonas sexuales con las que el organismo controla el ciclo menstrual. Se trata de la primera investigación que demuestra que este efecto puede mantenerse a largo plazo, cosa que puede abrir puertas a nuevas terapias para mujeres infértiles con bajo el nivel de hormonas sexuales.
La quispetina es una hormona producto del gen Kiss-1 y una clave para regular la función reproductiva. La razón por la que algunos animales y humanos no llegan a la pubertad, permaneciendo en un estado de inmadurez sexual, es porque esta hormona no realiza su función.
El objetivo de este estudio era examinar el potencial de esta hormona como tratamiento de fertilidad, buscando el régimen de dosis que pudiera mantener la producción de hormona sexual durante un periodo de tiempo sostenido.
Anteriormente, estos científicos ya descubrieron que una inyección de quispetina causaba un incremento de la producción de hormona sexual en las mujeres estudiadas, pero que su administración diaria no era efectiva porque el sistema dejaba de responder.
Para llevar a cabo esta investigación, los expertos estudiaron a un grupo reducido de mujeres con una condición denominada amenorrea hipotalámica, en la que una deficiencia de los niveles de hormona sexual evita la menstruación, provocándole un problema de infertilidad.
Durante ocho semanas, un grupo de diez mujeres con amenorrea hipotalámica se dividió en dos: un grupo de cinco que recibió dos inyecciones diarias de quispetina y el otro, que actuó como grupo de control, recibió dos inyecciones semanales de un compuesto salino.
Los expertos extrajeron muestras de sangre de forma regular para medir sus niveles de hormona luteinizante (LH) y de hormona estimulante del folículo (FSH), dos hormonas sexuales esenciales para la ovulación y la fertilidad.
El experimento demostró un gran incremento de la hormona sexual circulante desde el día cero de tratamiento hasta el día 14 (fecha en la que estos niveles ya se habían doblado). No obstante, tras estos días, la capacidad de respuesta de las mujeres al tratamiento con quispetina se mantuvo estable. El último día de la prueba, las mujeres que habían recibido inyecciones de quispetina demostraron un incremento 16 veces superior en su respuesta hormonal, comparado con el grupo de control que recibió el salino.
El estudio concluyó que dos inyecciones semanales de quispetina, administradas durante un periodo de ocho semanas, pueden estimular con éxito la segregación de hormonas sexuales en mujeres con problemas de infertilidad debidos a la amenorrea hipotalámica sin causar efectos secundarios. No obstante, estos resultados deberán ser confirmados en ensayos a gran escala antes de que ningún tratamiento pueda ser llevado a la práctica clínica.
El doctor Dhillo, líder de esta investigación, explica que los resultados de este estudio demuestran que la hormona quispetina puede ser un nuevo método para restaurar la fertilidad en mujeres con cierto tipo de infertilidad.
Aún así, cabe señalar que el experto insiste en que éste es sólo una pequeña investigación y que se necesitan desarrollar más estudios antes de que estos descubrimientos puedan llevarse a la práctica clínica. Dhillo concluye que ahora el próximo paso es desarrollar un estudio clínico con un mayor número de participantes para ver si la administración de quispetina puede devolver la fertilidad a las mujeres con amenorrea hipotalámica.
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