Un estudio revela que España es uno de los principales receptores de pacientes de otros países. Expertos del Instituto Dexeus aseguran que el porcentaje de las pacientes que vienen de otros países para recibir tratamientos de fertilidad ha aumentado de un 2% en el 2003 a cerca de un 30% en el 2009.
Según un estudio, coordinado por la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESRHE) y que ha evaluado la trascendencia del turismo reproductivo, más de 10.000 mujeres viajan cada año de unos países a otros de Europa para recibir tratamientos de reproducción asistida.
Pere Barri, director del departamento de obstetricia, ginecología y reproducción de USP Instituto Dexeus -uno de los seis centros españoles que han participado en el estudio-, indica que este es un fenómeno que se inició hace algo más de cinco años y desde entonces ha ido a más. Barri explica que el año pasado fueron casi mil mujeres las que acudieron al Instituto Dexeus para recibir tratamientos que en sus países se les negaban. Entre ellas, el mismo experto indica que hay mujeres que temen transmitir una enfermedad hereditaria grave y quieren asegurarse de que sus hijos no la tendrán, lesbianas que piden ser inseminadas con espermatozoides de donantes, mujeres sin pareja o algunas que, por ser mayores de 40 años, ya no pueden acceder a tratamientos de reproducción asistida en su país de origen.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista científica Human Reproduction, ha sido el primero en analizar la medicina reproductiva transfonteriza entre varios países europeos. Los autores del trabajo indican que han analizado todos casos de pacientes procedentes de otros países atendidas en 46 centros de reproducción asistida de Europa a lo largo de un mes.
Los expertos explican que en los 46 centros participantes en el estudio se registraron a lo largo de un mes 1.230 ciclos de reproducción asistida. A partir de este dato, los autores calculan que en estos 46 centros se practican entre 12.000 y 15.000 ciclos al año. Dado que estos centros realizan menos de la mitad de la actividad de reproducción asistida privada de Europa, el número total de ciclos debe situarse por lo menos entre los 24.000 y los 30.000 al año.
Cabe señalar que el estudio refleja que la mayoría de las pacientes viaja a países vecinos o próximos. De esta manera, hay un flujo importante de Suecia y Noruega hacia Dinamarca; de Francia y Holanda hacia Bélgica; o de Alemania hacia la República Checa. España, por su parte, recibe sobre todo pacientes de Francia (donde la reproducción asistida está prohibida por ley a lesbianas y a mujeres solteras) y de Italia (que tiene una de las normativas de reproducción asistida más restrictivas de Europa).
Guido Pennings, especialista en bioética de la reproducción asistida de la Universidad de Gante (Bélgica) y coautor del estudio de la ESRHE, explica que España es un destino preferente para parejas con problemas de infertilidad, ya que nuestro país cuenta con muchos centros de reproducción asistida excelentes. No obstante, el experto señala que la razón principal de este aumento del turismo reproductivo en España es debido a que aquí hay óvulos y en el resto de Europa escasean.
Barri y Pennings coinciden en decir que esta disponibilidad de óvulos se explica porque aquí hay una cultura de solidaridad en la donación. Además, influye también que, en nuestro país, las donantes de óvulos reciben una compensación de unos 900 euros por las molestias y los gastos ocasionados, mientras que en otros países la compensación es inferior (500 euros en la República Checa y una cantidad simbólica en el Reino Unido) o incluso nula (en Francia).
No obstante, los autores del trabajo indican que aunque España recibe un gran número de pacientes de otros países, también hay un reducido número de pacientes españolas que viajan al extranjero para recibir tratamientos prohibidos en nuestro país, como es el caso de parejas que desean elegir el sexo del bebé o de otras que pagan a una mujer para que geste a su hijo, lo que se conoce como «vientre de alquiler».
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