Fernando Abellán, abogado de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), nos explica cuales son los destinos que prevé la Ley española para los embriones sobrantes de tratamientos de reproducción asistida.
Hay una regulación detallada que pasa por establecer las siguientes opciones: mantenerlos conservados para la propia reproducción, destinarlos a la reproducción de otras parejas, dedicarlos a la investigación o descongelarlos. Si bien, este último supuesto, requiere que se haya agotado el periodo fértil de la mujer receptora y que eso se acredite mediante un informe médico de personas profesionales ajenos al centro. Estas son el elenco de posibilidades, cada una de ellas con cierta problemática.
En el caso de la investigación, en este momento, hay un problema para las clínicas derivado de que no hay proyectos de investigación que demanden embriones congelados, con lo cual las parejas que respecto de sus embriones sobrantes toman esa decisión se ven a la práctica abocados a seguir manteniendo congelados esos embriones de una manera indefinida y sin resolver el problema planteado.
En el caso de destinarlos a la reproducción de otras parejas requiere que los progenitores se presten a someterse a unas pruebas complementarias porque los requisitos para ser usuarios de las técnicas, a título personal, no son los mismos que para ser donante. Para ser donante se exige unas comprobaciones de salud adicionales, como es lógico. Por tanto, en aquellos casos en los que se trata de parejas que se han desatendido o que no quieren saber nada hay dificultad para en la práctica destinarlos a fines reproductivos.
Y, en último lugar, en cuanto a la utilización para la propia reproducción, en principio, esto es posible hasta que se agote la circunstancia de fertilidad de la mujer y ya no pueda ser por razones médicas receptora de un embrión y dar lugar a un embarazo.
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