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Investigadores del Reino Unido estudian una técnica que consiste en transferir el ADN del óvulo de la madre a otro donado para evitar que el futuro hijo herede enfermedades mitocondriales. Con esta técnica, el 99,9% de los genes del niño son heredados de sus padres y tan sólo el porcentaje restante pertenece a la donante.

Investigadores de la Universidad de Newcastle trabajan en una nueva técnica basada en combinar genes de tres personas para que los bebés no hereden trastornos mitocondriales, que pueden originar enfermedades multisistémicas como fallos hepáticos, cardiovasculares o musculares, e incluso la muerte. La técnica pretende evitar que los recién nacidos hereden estas patologías, que sólo se transmiten a través de los genes de la madre.

La técnica, que se realiza in vitro, consiste en transferir el ADN del óvulo fecundado de la madre (con riesgo de transmitir la enfermedad) a otro óvulo donado que no presente trastornos en sus mitocondrias. Técnicamente, se basa en extraer los pronúcleos del óvulo fertilizado, sin coger las mitocondrias, e implantarlos en el óvulo de la donante, los pronúcleos de la cual han sido removidos. De esta forma, el nuevo cigoto contiene el ADN de los padres (99%) y las mitocondrias no dañadas de la donante.

«Aunque existe una mínima manipulación genética, el niño estará completamente libre de la patología» asegura el profesor Doug Turnbull, profesor de la Universidad de Newcastle. El profesor comenta que, como el ADN mitocondrial sólo afecta a la producción de la energía, el bebé heredará el resto de características, tales como el físico o el carácter, de los padres, y no de la donante.

Actualmente, la técnica está en fase experimental y ha funcionado con monos. El profesor Turnbull afirma que en el plazo de dos o tres años contará con información suficiente para saber si su propuesta es correcta, y así poder extenderla a las personas, para lo que previamente debería establecerse una regulación legal.

Las mitocondrias

De momento, la técnica ha levantado polémica en el Reino Unido sobre la moralidad de su utilización, al intervenir los genes de tres personas en el proceso de creación de una nueva vida. Se estima que en este país uno de cada 5.000 habitantes presenta este tipo de trastornos mitocondriales. De ellos, uno de cada mil desarrolla enfermedades asociadas, cifras que podrían ser similares a las de España.

Como médico, Turnbull cree que el método podría eliminar el sufrimiento, pero insiste en que no se pueden imponer los criterios morales y que son los propios padres quienes tendrán la última palabra. En este sentido, el experto afirma que su puesta en marcha debería ser una decisión social, por lo que «agradece» el debate.

El profesor Turnbull ha presentado esta técnica en Zaragoza, donde esta semana se ha celebrado la octava edición del congreso Euromit, en el que 500 especialistas procedentes de 35 países estudian la relación entre la alteración de la mitocondria y numerosas patologías como el cáncer, el parkinson o el alzhéimer.