José Antonio Castilla, director médico del Banco de Semen CEIFER y de la Unidad de Reproducción del Hospital Universitario Virgen de las Nieves (Granada), nos explica cuando es aconsejable realizar un seminograma y qué parametros se observan.
Un seminograma tiene varias indicaciones. La más evidente y la que conoce todo el mundo es la de una pareja que quiere quedar embarazada y se quiera descartar que sea por una falta de espermatozoides, no de número sino también de funciones. Pero no sólo nos es útil en el diagnóstico y el tratamiento de la pareja estéril sino que también en cuanto a la toxicología. Esto es el efecto negativo de medioambiente y fármacos que puedan dañar la función testicular.
Otra utilidad del seminograma es en la contracepción, es decir, cuando alguien se somete, por ejemplo, a una vasectomía para ver si ésta será útil hay que comprobar si quedan espermatozoides o no en el semen y, para ello, deberemos realizar un análisis.
En este análisis se pueden observar muchas variables: unas básicas que dan resultados reproducibles y útiles clínicamente y otras pruebas opcionales cuya utilidad es más cuestionada.
Entonces, lo mínimo que hay que hacer en un análisis de semen son los parámetros básicos que dice el manual de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son análisis de las características macroscópicas (volumen, color, calidad, pH y lo más importante el número de espermatozoides que hay, su movilidad, morfología y si están vivos o muertos.
Además, de la existencia o no de anticuerpos antiespermatozoides. Estos serían los parámetros que habría que medir en un análisis básico de semen.
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