Un equipo de investigación australiano ha constatado que las mutaciones genéticas de las mitocondrias, heredadas por parte materna, pueden causar la infertilidad masculina.
Científicos de la Universidad de Monash (Australia) han llevado a cabo una investigación, realizada con miles de moscas de la fruta, para probar una antigua hipótesis sobre el impacto en la fertilidad masculina de la mutación del ADN mitocondrial.
Los expertos señalan que las mitocondrias son orgánulos que proporcionan la energía necesaria para muchas funciones de la célula, entre ellas la fecundación del óvulo por el espermatozoide.
El biólogo y líder del estudio, Damian Dowling, comenta que lo que han descubierto es un proceso evolutivo que puede explicar porqué la infertilidad masculina es tan común.
Algunos investigadores ya contemplaron hace unos años la posibilidad de que la infertilidad masculina, entre otras patologías que afectan a los varones, estuviera relacionada a una acumulación de mutaciones en las mitocondrias, cuyo material genético se hereda por vía materna.
Según esta teoría, los especialistas indican que, con el paso del tiempo, la selección natural eliminaría las mutaciones genéticas mitocondriales que son perjudiciales para las mujeres pero no las que son dañinas para los hombres.
Infertilidad masculina
Para realizar esta investigación, el equipo de científicos recolectó material genético de las mitocondrias de diferentes moscas de la fruta de todo el mundo y lo introdujo en otras moscas que tenían el mismo ADN nuclear.
En este sentido, los autores del estudio hallaron que el ADN mitocondrial afectó la expresión del 10% de los genes nucleares en los machos, pero en ningún caso afectó a los de las hembras. De este modo, el equipo de investigación obtuvo la primera demostración del vínculo entre la infertilidad masculina y la mutación genética de las mitocondrias.
No obstante, los expertos resaltan que uno de cada 200 niños presenta mutaciones del ADN mitocondrial, aunque en la mayoría de los casos esto sólo ocasiona patologías leves, incluso sin síntomas.
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