Lluís Bassas, doctor en medicina y jefe del Laboratorio en Seminología y Embriología de la Fundació Puigvert (Barcelona), nos explica cuando es recomendable realizar una biopsia testicular.
Resulta curioso el hecho de comprobar que estos espermatozoides acabados de nacer, aún inmaduros y que todavía están en el testículo, que in vivo son incapaces de fecundar por si solos, tienen unos resultados reproductivos utilizando FIV e inyección intracitoplasmática extraordinariamente buenos. También es cierto que tienen muchos defectos porque no están filtrados ni madurados por el epidídimo y por el resto del tracto genital masculino y, por lo tanto, están asociados a una tasa de abortos mucho más alta que en la reproducción natural o cuando se utiliza FIV con semen, con espermatozoides del eyaculado. Esto es un mecanismo de defensa en el ser humano y en otras especies, pero sobretodo en el ser humano cuando se detecta un defecto en la evolución de un embrión por fallos en la información genética de la mujer, del ovocito, o bien del hombre, hay unos mecanismos de defensa que interrumpen la evolución de este embarazo y se produce un aborto o, a veces, ni siquiera un aborto sino que el embrión no llega a implantar a los pocos días y se muere. Esto se ve con más frecuencia cuando los espermatozoides son de origen testicular, pero bueno, sabiendo esto y si se considera que no hay causas genéticas conocidas que puedan ser trasmitidas a la descendencia pues es un método de tratamiento eficaz.
Otra situación en la que está indicada la realización de una biopsia testicular es cuando todos los espermatozoides están inmóviles o hay muy pocos y casi ni se encuentran y además están muertos. Si uno va a la fábrica, digamos al testículo, allí acaban de nacer pero todavía no han muerto y, por lo tanto, se pueden utilizar en estos casos también para reproducción asistida. Y, finalmente, también es útil realizar esta técnica en casos de trastornos de la función sexual como la aneyaculación, lesiones medulares, etc.
Deja tu comentario