Infecciones en el conjunto de órganos que están concebidos para la reproducción. Estas infecciones son causadas por factores endógenos, como higiene deficiente, falta de transpiración o incluso estrés, que conducen a un crecimiento exagerado de microorganismos de  tracto genital. Son más habituales en las mujeres, ya que la anatomía genital femenina es más compleja y delicada que la del hombre.

A cualquier edad la mujer puede verse afectada por una infección genital, tanto si tiene una vida sexual activa como si no. Por lo general, se considera que las mujeres, por lo menos una vez en su vida, habrán padecido una infección de este tipo.

Las infecciones genitales pueden ser producidas por distintos patógenos: hongos, virus, bacterias y otros, siendo la infección por hongos (candidiasis) y la vaginosis bacteriana las que se producen con más frecuencia.

A veces éstas pueden ser asintomáticas, sin embargo, los síntomas más frecuentes que se producen en caso de infección genital son cambios en la consistencia, cantidad, color y olor del flujo vaginal, mal olor en los genitales, irritación, ardor y/o picor vulvovaginal, enrojecimiento de la vulva, relaciones sexuales dolorosas (dispareunia), ganas frecuentes de orinar con dolor o irritación, verrugas, ampollas o úlceras en genitales y/o alrededores y dolor en el bajo abdomen.

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