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La transferencia de un único embrión reduce el riesgo de mortalidad perinatal en los recién nacidos como resultado de una Fecundación in Vitro (FIV) o una Microinyección Espermática Intracitoplasmática (ICSI). La conclusión surge de un análisis de más de 50.000 nacimientos registrados en la base de datos de la reproducción asistida en Australia y Nueva Zelanda entre los años 2004 y 2008, donde la introducción de una política de transferencia de un embrión único se ha asociado a la reducción de la mortalidad perinatal general en bebés de FIV y ICSI.

Los resultados del análisis los ha presentado la profesora Elizabeth Sullivan, de la unidad de investigación Perinatal y Epidemiología Reproductiva de la Universidad de New South Wales en Sidney, Australia. La presentación ha tenido lugar en Estambul, en el marco del Congreso anual de la ESHRE, la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología. Sullivan indica que desde una perspectiva de salud pública, “hay justificación para defensar la transferencia de un embrión único como tratamiento de primera fila en reproducción asistida con el objetivo de reducir al mínimo las muertes perinatales prevenibles”.

El estudio se realizó a partir del análisis de 50.258 nacimientos que fueron de más de 20 semanas de gestación y/o 400 gramos de peso al nacer después de un embarazo por FIV o ICSI. El total de muertes perinatales fue descrito como el número de muertes fetales (mortinatos) más el número de muertes neonatales (muertes que se produjeron antes de los 28 días después del nacimiento). El análisis mostró una tasa global de mortalidad perinatal del 16,2 por 1.000 nacimientos, representando 813 muertes perinatales durante el período estudiado (630 muertes fetales y 183 muertes neonatales).

Los nacimientos posteriores a una transferencia de dos embriones tuvieron una tasa de mortalidad perinatal significativamente más alta que los nacimientos fruto de una transferencia de un solo embrión (19,1 frente a 13,2 por cada 1000 nacimientos). El riesgo de mortalidad perinatal fue un 53% más alto en los casos de transferencia de dos embriones que en los de un único embrión. Esta diferencia fue especialmente evidente en los nacimientos posteriores a una transferencia de embriones frescos. Los nacidos después de la transferencia de dos embriones frescos tenían un 74% más de riesgo de mortalidad perinatal que los nacidos después de una transferencia de un solo embrión fresco.

Según la profesora Sullivan, “el número de embriones transferidos en cada ciclo determina los embarazos múltiples y partos múltiples, lo que contribuye a un riesgo elevado de parto prematuro y bajo peso al nacer, a parte de secuelas”.

“En Australia y Nueva Zelanda, la proporción de transferencias de un solo embrión aumentó del 14,2% en 1999 al 67,8% en 2008 y se dio también una disminución en las entregas múltiples del 22,1% en el año 2000 al 8,4% en 2008.” La profesora Sullivan también explica que “en algunos otros países la aplicación de la transferencia de un único embrión ha sido más dramática, sobretodo cuando iniciativas políticas vinculadas a la financiación han conducido a cambios importantes sin comprometer la calidad o la seguridad”.