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Desde que hace veintiséis años naciese la primera niña española mediante técnicas de reproducción asistida, la tasa de éxito de la fecundación in vitro ha aumentado alrededor de un 20%.

Hoy día, ya son más de 10.000 los bebés que nacen cada año en nuestro país gracias a la técnica de fecundación in Vitro (FIV). A nivel mundial, el número de personas concebidas mediante una FIV, desde el nacimiento de la pionera Louise Brown (1978), supera ya los cinco millones.

En estos años ha cambiado mucho el perfil de la mujer que demanda un tratamiento. Se ha pasado de una persona joven, con problemas de fertilidad y esterilidad, casada o con pareja, a mujeres de casi 37 años de media (casadas, con pareja, solteras o homosexuales) que han retrasado la maternidad y buscan un hijo.

Actualmente, España es el país en el que las mujeres retrasan más la maternidad y prueba de ello, es que más de la cuarta parte de las pacientes que se realizan un tratamiento supera los 40 años. Cuando muchas de ellas deciden tener un hijo su reloj biológico ya se ha parado, motivo por el cual acuden a tratamientos de reproducción asistida.

La fecundación in Vitro es la técnica más usada en reproducción asistida. Su tasa de éxito es próxima al 40% por intento (hace veintiséis años era del 20% y hoy ya se ha elevado al 38,4%) y se dice que en tres intentos el 75-85% de las parejas consiguen lograr un embarazo.

El procedimiento para completar una FIV ha evolucionado mucho en los últimos años. El actual responsable de la Unidad de Reproducción Humana del hospital de Cruces de Barakaldo, Roberto Matorras, señala la simplificación de la técnica y explica que es un proceso que se desarrolla por fases: primero se estimulan los ovarios, en segundo lugar, se recuperan los ovocitos, luego se realiza la inseminación en el laboratorio y, finalmente, se transfieren los embriones al útero de la paciente.

El doctor Matorras explica que, entre otros avances, las pacientes antes debían quedar ingresadas un día para someterse a una laparoscopia a fin de obtener los ovocitos, mientras que ahora se realiza por vía transvaginal con una aguja en apenas una hora.

Generalmente, las pacientes coinciden que no se trata de un tratamiento doloroso pero que algunas fases del ciclo manifiestan que les ha producido ansiedad, sobretodo después de haberles sido depositado los embriones en el útero y cuando están a la espera del resultado.