Inflamación sistemática del endometrio, que es la membrana mucosa que recubre al útero.

La gonorrea, la tuberculosis, la clamidia o las mezclas de bacterias vaginales normales son infecciones que pueden ser causa de endometritis.

La probabilidad de padecer una endometritis es mayor después de un aborto espontáneo, de un parto prolongado o bien de una cesárea. Cualquier acto médico que suponga penetrar el útero a través del cuello uterino incrementa el riesgo de que se pueda desarrollar una endometritis. Este es el caso de cuando se realiza una dilatación y legrado, se coloca un dispositivo intrauterino (DIU) o cuando se realiza una histeroscopia.

Los principales síntomas de la endometritis son un sangrado vaginal anormal, molestia al defecar, distensión abdominal o hinchazón, flujo vaginal anormal, fiebre, dolor pélvico o abdominal bajo y malestar general e inquietud.

El tratamiento se realiza a base de antibióticos que, a su vez, previenen de posibles complicaciones tales como la infertilidad, la septicemia, la peronitis pélvica o la formación de absceso pélvico.

Cuando la endometritis es causada por una enfermedad de transmisión sexual (ETS) requiere tratamiento por parte de ambos miembros de la pareja.

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